miércoles, 20 de noviembre de 2013

A mí me suena como Mozart

En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven. (Nicolás Maquiavelo).


Que le pasa a la sociedad Salvadoreña cada vez mas divida entre religiones, ideologías políticas, he inclinaciones sexuales.Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. 
El ser humano por naturaleza juzga con una simple mirada  sin llegar a conocer  realmente el contenido de  los hechos. Como opinar abiertamente sobre algo que no conocemos y lo peor llegar a burlarse?

Adonde quedo el respeto que debemos tener hacia los demás desde el nacimiento hasta el último día de nuestras vidas, somos una misma especie entonces que nos hace diferentes unos con otros?
Es más fácil juzgar el talento de un hombre por sus preguntas que por sus respuestas.
Entonces seré juzgado por que tengo una serie de preguntas en cuanto al tema:

1.      ¿Porque los políticos hablan de ayudar a pobre, si ellos viven como reyes?
2.      ¿Porque los pastores tabernaculoides , prometen el cielo y el perdón de tus pecados a cambio de tu diezmo?
3.      Porque Daniel Rucks se mofa tan abiertamente de una relación homosexual cuando el en teoría es feliz mente casado con una mujer?

Ciertamente todos tenemos derechos a decir nuestras opiniones, pero que dichas opiniones en ningún momento deberían juzgar al prójimo pues ni un ser humano es mejor que el otro.
 Lo único que  socialmente hablando se puede juzgar son las injusticias cometidas hacia los miembros de una sociedad,  el juzgar tu inclinación sexual o tu religión es un acto egoísta. Si entendiéramos eso, creo que el rumbo de la sociedad fuera diferente y no tan divido como actualmente vivimos en un país en el cual apenas cabemos.
Opiniones irresponsables por temas que no conocemos con la finalidad de vivir en un mundo el cual creamos que es mejor para los demás nos convierte en egoístas. Recordemos el egoísmo no es vivir como uno desea vivir, es pedir a los demás que vivan como uno quiere vivir.
Como dijo Jean Paul Sartre: Mi libertad se termina donde empieza la de los demás.


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